Para el pasado...

No te extraño a ti, es más ni siquiera recuerdo como era tu cara...extraño verme a mi con esa sonrisa, mi mano cogida a otra con fuerza, mis dedos acariciando, mis labios besando. Extraño la forma en que reía, la forma en que hablaba, la forma en que odiaba.

Si, no te odio, incluso te quiero...no sabría quien eres si nos cruzaramos un día en la calle, pero te quiero, de ese cariño que se les tiene a las cosas pasadas, esas cosas que por un tiempo determinado nos gustaban, así te quiero, como se quiere a esa noche en la que comí algodón de azúcar en la rueda de la fortuna.

Eres algo banal, algo pasajero en mi memoria, pero de alguna manera estas ahí.

¿Te extraño? No, me extraño.

A veces...y en otras.

A veces te extraño, y en otras quiero que estés lejos.
A veces te necesito, y en otras te aborrezco.
A veces te quiero, y en otras te odio.
A veces te siento, y en otras me ahogas.
A veces te llamo, y en otras no quiero oírte.
A veces siento amor, y en otras nada.
A veces te nombre, y en otras no quiero saber de ti.
A veces te beso, y en otras te alejo.

A veces me gustas, y en otras también.

Quizás...

Creo que es la primera vez que te escribo.

Creo que esperaba que aparecieras para volver a hacerlo.

No sé si te quiero, ni siquiera se como me siento respecto a ti...pero está ahí, punzante, rogándome que le tome atención. No quiero apresurarme, estoy disfrutando de ti, de mi estando contigo, y de los estando juntos.

¿Te quiero? Quizás, ¿me quieres?, quien sabe.
Pero te respiro, te siento...

Y sí, tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: me tengo que ir. 

Él era amor...

Él con solo darme la mano me llevaba a un mundo donde el deseo y la excitación predominaban.
Él con solo mirarme a los ojos me hacia sentir amada, protegida y deseada a la vez.
Él con un beso en los labios me transportaba a una dimensión en donde todo es posible.
Él que con un simple susurro de sus labios hacía temblar mi cuerpo y mi corazón.
Él era lo que llamo amor.
Él era simplemente, mi amor

Ella...

Ella no estaba segura de lo que sucedía, confiaba en sus sentimientos, confiaba en que al final todo saldría bien, pero...¿Qué se suponía que estaba bien? ¿Su vida? ¿Ella?

Ella era un pequeño pollito recién nacido, le gustaba su ruido, le gustaba sentirse protegida...Pero, ¿quién era ella en realidad? ¿Se sentía bien ahí? ¿Por qué seguía ahí si la estaban ahogando?

Ella soñaba con que llegará alguien a su vida, que removiera los escombros y la hiciera convertirse en un ave fénix, que la hiciera sentirse mujer y viva, por mucho tiempo.

Ella se sentía mujer, viva y satisfecha, pero sus demonios volvieron a ahogarla, la arrastraban a la oscuridad, y ya no sabía que hacer, no quería destruir lo que ya tenía, porque la hacia sentir cómoda y relajada....y...su solución era el amor. Amar la salvaría de la oscuridad.

¿Mami?

- Hola mami.
- ¿Quién eres?
- ¿Cómo estás mami?
- ¿Quién eres?
- Mami, ¿Vamos a jugar?
- ¿Quién eres?
- Mami, tengo miedo.
- ¿Quién eres?
- Mami, me estoy quebrando.
- ¿Quién eres?
- Mami, estoy herida.
- ¿Quién eres?
- ¿Quién eres tú mami?

A veces simplemente ar todo lo material no sirve. El cariño va más allá de cuantas cosas podemos brindarles a nuestros hijos, a veces simplemente es preguntar un "¿Cómo estás?".

El chico de negro y la niña arcoiris.

Contaba el universo en una de sus esquinas que había un niño, triste y miserable, odiaba a todo el mundo y lamentaba su propia existencia. Al otro extremo había una niña, con la sonrisa más grande del mundo, danzaba por los cosmos riendo y cantando, su cuerpo era un arcoíris, vivo y alegre. Un día…la explosión hizo que estos dos seres se juntaran en un mundo al que llamaron “Planeta Hipérbole”, ahí ellos plasmaron lo que más deseaban…

Ella mil escritos de colores, sensaciones y pasiones para él.

Y él, sus críticas y su deseo por los colores.